Empleados mexicanos.
Una
de las políticas fallidas en México, es el desempleo, desde antaño ha sido una
factura pendiente, esto en parte, tiene que ver con la indiscriminada tasa de
natalidad que se da día con día. No hay una política de gobierno que inhiba
embarazos sin futuro. Según cifras
oficiales, actualmente somos más de ciento veinticinco millones de mexicanos,
en México, porque en los Estados Unidos de Norteamérica, se habla de otros
millones más, pero esa es otra historia.
Además,
de las escasas fuentes de empleo, el exceso de mano de obra no capacitada para
trabajar, las cifras altas de jóvenes que apenas terminan la secundaria, el
bachillerato, y profesionales con carreras sin terminar. Además del
clientelismo que el partido hegemónico puso de moda, al contratar a innumerables
gentes, sin la capacidad necesaria, así como de no contar con el conocimiento
técnico necesario que cada área requiere.
La
fijación del mexicano, en su mayoría, es la de ganar bien, trabajar poco, y sin
responsabilidad alguna. Pero, ante la gran demanda de empleos, y el gran número
de desempleados, una política de antaño, fue crear miles de empleos en las
incontables dependencias federales, estatales, incluso en los municipios, con
salarios pequeños, suficientes para vivir modestamente, pero al ir aumentando
la población, el problema se agravó, saliéndose de control, provocando la
indiscriminada migración al país vecino, pero aunque a muchos les duela leerlo,
la inmensa mayoría de los que se han ido, son gente impreparados, que ni lo
básico saben, ni conocen, entonces ¿cómo van a sobresalir en un país con otro
idioma y distintas costumbres?, haciendo lo que hemos visto que hacen desde
hace años.
La
idiosincrasia nacional, propicia que lo mismo que hace la gente que reside
aquí, hagan los que están allende la frontera, y aunque allá el salario es por
hora y en dólares, la realidad es que las rentas son muy altas, la comida cara
y el miedo a ser deportados está siempre latente, además de que los fines de
semana, hacen convivios entre compatriotas, reduciendo sus ahorros. Claro que
hay muchos que envían dinero a sus familias, pero también es cierto que los que
viven allá hacen muchos sacrificios para hacerlo.
En
México, la situación es similar, los empleados se quejan del bajo salario, que
no se merecen, aunque no estén calificados para el puesto, cargo o
comisión. Pero, un país pobre, con gente
pobre en su preparación, no puede pagar mejor, porque sobrepasa su presupuesto,
además de que no hay empresas nacionales de clase mundial, son contadas y,
ellas, si tienen calidad entre sus empleados, de lo contrario, no traspasarían
las fronteras.
Es
sabido por muchos, sobre todo los que tenemos necesidad de contratar personal
para nuestros negocios o empresas, que cada día es más difícil encontrar gente
comprometida con su forma de vida, que sea responsable, seria, leal y
sobretodo, honesta, ésta última cualidad, es algo que se ha ido perdiendo
conforme el tiempo avanza, para lo cual, en la actualidad se usa esta frase:
los buenos somos menos.
Para
acabarla de amolar, hace unos días, acaba de entrar en vigor, una política del
gobierno federal actual, que consiste en denunciar el estrés laboral, hazme el
favor, inteligente lector, esto, por supuesto es en favor de los empleados y
quienes resultan más estresados son los dueños, patrones, jefes, encargados, es
decir, los que aparecen hasta arriba de la cadena de mando. Esos que si están
con la camiseta de la empresa, bien puesta, esos que saben que si a la empresa
le va bien, a ellos también, esos que saben que el éxito de la empresa, redunda
en su salario y su permanencia en el lugar. Pero como siempre, el gobierno, del
color, partido e ideología que sea, jamás se ha interesado por la gente, aunque
ahora, la bandera electorera son primero los pobres. De ahí que se intente
proteger a los más pobres, económicamente hablando, pero principalmente de
mentalidad.
Esta
es una medida, como siempre, unilateral, porque la clase política que forma el
Sistema político mexicano, jamás ha tenido la capacidad de hacer políticas que
permitan a ambas partes ganar-ganar, su escasa materia gris, solo alcanza para
que unos ganen, y otros pierdan, pero con sus asegunes, porque todo se hace al
vapor, copiado de otras acciones exitosas realizadas en otros países, pero sin
hacer los estudios y modificaciones necesarios, acordes con nuestra pobre
mentalidad, por lo que finalmente, todos perdemos.
Claro
que hay excepciones, pero las causas que estresan a la mayoría nacional es
tener que trabajar, recibir órdenes, que les exijan resultados, estar enclaustrados
X número de horas en un mismo lugar, ser supervisados y principalmente el
salario, este será bajo, aunque supere la media nacional. Asimismo, si se
sienten protegidos por una institución gubernamental, habrá muchas denuncias
injustas, que terminarán en sanciones económicas para los dueños y despidos de
aquellos que no agradecen que tienen un empleo estable y un salario para vivir,
sobre todo cuando no tienen mucho que ofrecer a los empleadores. Pero el
mexicano es de memoria corta y ambiciones desproporcionadas. Esta medida, si no
está bien regulada, va a agravar aún más el desempleo nacional, o se quedará en
una más de tantas que se han implementado que no sirven para nada.
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