ELECCIONES MEXICANAS 2015.
Este
año, se llevará a cabo (7 de junio ) la llamada elección intermedia (denominada
así porque es la que se realiza en la mitad del periodo presidencial de
gobierno), en esta ocasión participan 10 partidos políticos debidamente
registrados, de los cuales 3 lo hacen por primera (¿y única?) vez, además,
debido a la reforma política, podrán participar candidatos ciudadanos
independientes, es decir, sin pertenecer o depender de ninguna fuerza política,
aunque, debido a que fueron los legisladores partidistas los que aprobaron tal
reforma, no la dejaron tan fácil, porque si así fuera, serían sus agrupaciones
las más afectadas, porque la sociedad ya está cansada de los partidos
legalmente constituidos, sus militantes y todo lo que conlleva a los mal
llamados políticos profesionales, que en realidad son unos parásitos del
presupuesto público, salvo honrosas, pero muy honrosas excepciones. Pero constituyen
un mal necesario para nuestro sistema.
Retomando
el tema de los ciudadanos libres de esos entes; a los que intentaron
participar, (recordando que habrá elecciones locales en 17 estados, que van
desde gobernador (9), diputados locales, asambleístas, delegaciones y
alcaldías) les impusieron requisitos distintos, como por ejemplo reunir un
porcentaje mínimo de firmas, incluyendo copia fotostática de la credencial de
elector de gente perteneciente al municipio, distrito local o federal,
delegación o estado, las cuales son confrontadas (¿verdaderamente?) con el
padrón electoral respectivo, desechando aquellas que no pertenezcan al área de
participación, o que no aparezcan en el listado nominal, después de ser
validado este y los requisitos tradicionales, tienen que conformar una
asociación o fundación, requisito que no aparece, pero que solicitan conforme
van cumpliendo con los previos, con la firme intención de hacer desistir a
muchos de los aspirantes, ya que ésta debe ser protocolizada ante notario
público y el cobro de honorarios, aunque varían, son gastos directos del
bolsillo del interesado, salvo que tenga un capital destinado para su aventura
o cuente con un patrocinador económico, esa es la razón por la que al final de
cuentas, el 7 de junio aparecerán en la boleta electoral, apenas un 5 % de los
suspirantes iniciales, que cuentan con credibilidad ciudadana, pero no creyeron
encontrar tantas piedras burocráticas en su camino.
El
principal obstáculo encontrado es la desconfianza de la mayoría de los
ciudadanos, porque una firma como sea la estampan en un papel, pero no están dispuestos
a permitir que saquen o entregar una fotocopia de su credencial de elector, y
los que si aceptan, es después de mucha labor retórica, dando explicaciones de
cuál es la finalidad, motivo o causa para estar pidiendo la firma y credencial
de elector; eso lleva mucho tiempo, por ello un gran porcentaje, abortaron en
sus intenciones porque requerían miles de firmas, necesitando, además de
tiempo, dejar a un lado las labores cotidianas para dedicarse a visitar gente,
porque intentarlo en los ratos libres, no es suficiente, ya que debían cumplir
en un periodo determinado.
Así
que las candidaturas ciudadanas es una falacia más de los políticos, fueron
incluidas, quizás, por presiones exteriores para dar una imagen internacional
de madurez democrática y apertura política, pero las restricciones están en las
letras chiquitas, esas que nadie lee ni analiza, hasta que las aplican en el
momento menos esperado, sobre todo cuando representan una seria amenaza para el
sistema, porque cuando se convierten en comparsas, cualquier error o
incumplimiento lo pasan inadvertido.
Por
otro lado, este año electoral es sui géneris, porque han existido innumerables
renuncias partidistas, principalmente, por que el partido al que pertenecían no
les dio la candidatura o el cargo plurinominal, para el cual se sentían
merecedores. Lo que resulta chusco, raro, gracioso, es que el partido al que se
incrustan, a la mayoría de esos chapulines de la política, les brinda la
oportunidad de participar en la posición que desean, surgiendo las siguientes
(entre muchas más) interrogantes ¿Dónde están los nuevos cuadros de los
partidos?, ¿Por qué siempre los mismos?, ¿No hay más gente preparada para
participar?, ¿Son un mismo equipo, repartido en todos los partidos? Por eso la
ciudadanía ya está hastiada y asqueada de los partidos.
Los
grandes doctrinarios, en este caso, dedicados al análisis político, han
señalado que el gobierno en turno, el sistema y/o partido dominante, de
cualquier país, elige a sus opositores, principalmente, mediante el
ofrecimiento de prebendas políticas menores y mucho dinero, así como a los
dirigentes, mal llamados líderes sindicales, para mantener a la ciudadanía y a
sus agremiados creídos de que hay un paladín de la democracia que busca el
beneficio colectivo y engañados de que en verdad protegen sus derechos
laborales. Amable lector, si lo dudas, pregúntate ¿Cómo se mantiene Andrés
Manuel López Obrador? Va a cumplir una década sin empleo formal (recordarás que
a finales del 2005 y principios del 2006 dejó la jefatura del Gobierno del D.
F. para participar como candidato a la presidencia de la República), viste ropa
y calzado de marca, sus hijos estudian en escuelas particulares, anda
recorriendo los 300 distritos electorales federales, ya recorrió todos los
municipios del país. Simple pregunta.
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