REGION
DEL ALTIPLANO CENTRAL
CULTURA TEOTIHUACANA: Al
finalizar el período Preclásico, en el Altiplano Central se presenta un
substancial cambio en la forma de vida de diferentes poblaciones que lo
habitaban; se trasladan hacia el norte de la cuenca de México donde encuentran
el lugar ideal para construir la primera gran urbe del mundo mesoamericano, la
ciudad de Teotihuacán cuyo significado es: "El lugar donde los hombres se
convierten en dioses". Su época comprende del 200 a.C. y culmina en el 600
d.C.
La construcción de esta ciudad muestra una gran
planificación; las construcciones monumentales como las pirámides del Sol y de
la Luna, así como la Ciudadela, se ubican a lo largo de un eje con una
orientación norte-sur que recibe el nombre de la "Calzada de los
muertos". La extensión que llegó a tener en su máximo esplendor, se ha
calculado en 32 kilómetros cuadrados, con una población de 200,000 habitantes.
La fuerza de la organización teotihuacana, y de otras culturas clásicas,
derivaba de la religión. En Teotihuacan se veneraron dioses como: Tláloc (dios
de la lluvia) y Quetzalcóatl (señor del viento y de la aurora), que
posteriormente fueron adoptados por otros pueblos. La grandeza de este Estado
teocrático se produjo gracias al poder político ejercido por los sacerdotes,
quienes monopolizaban los conocimientos, cumplían las funciones religiosas,
controlaban la administración, la producción y el comercio. Teotihuacan fue una
gran sede comercial.
Construyó canales para la irrigación de sus
parcelas y llegó a controlar la producción de toda la cuenca de México. Se
hicieron grandes plazas, habitaciones para los sacerdotes, una calle principal
conocida como Calzada de los Muertos y grandes templos dedicados al Sol, la
Luna y Quetzalcóatl. Las paredes de los templos se aplanaban con una masa de
yeso y arena, llamada estuco, sobre la cual pintaban murales. Alrededor del
centro ceremonial vivía la gente del pueblo. El poderío de los teotihuacanos se
eclipsó intempestivamente, entre el año 650 y 700 d.C. Teotihuacan sufrió una
gran emigración de la que se desconocen las causas. El único rastro de su
cultura se depositó en los toltecas, los cuales conservaron muchos de sus
rasgos y harían gala de haberse convertido en sus descendientes.
La Pirámide del Sol sobre una cueva:
En los años 70's los arquéologos descubrieron en Teotihuacán una cueva debajo
de la Pirámide del Sol a la que se entraba por en frente del edificio. Mide 102
metros de longitud y termina en lo que parece una flor de cuatro pétalos. Se
cree que la construcción de la pirámide obedeció a la presencia de la cueva, ya
que para los pueblos indígenas las cuevas tenían un significado simbólico que
representaba la dualidad vida-muerte del mundo mesoamericano; por un lado eran
la entrada al inframundo y, por otro, la matriz que podía parir pueblos.
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