Un domingo, 3 ex compañeros de clases se reunieron a comer. En la escuela, habían sido muy buenos amigos y lo continuaron siendo con el paso del tiempo. Al menos una vez al año se reunían en casa de alguno de ellos para hablar de lo que estaba sucediendo en la vida de cada quien. Después de la comida, pusieron manos a la obra e iniciaron la conversación sobre lo que le pasaba a cada uno.
Ricardo, quien había iniciado su propio negocio, estaba encantado de contar que a su empresa le había ido extremadamente bien ese año. Esperaba un crecimiento de dos dígitos en el siguiente.
Ana, que había sido ascendida a gerente en la empresa en la que estaba empleada, explicó cómo la nueva responsabilidad había traído nuevos desafíos a su trabajo. Ya había logrado algunas de sus metas y estaba segura de alcanzar las restantes.
Luego fijaron su atención en Alejandro, que estaba tan callado como siempre.
Bueno, Alejandro, ¿Cuál es tu más reciente proyecto? preguntó Ana.
Alejandro era consultor gerencial e investigador.
Bueno, he terminado mi primer libro dijo Alejandro. Se titulas Pequeñas historias que te hacen pensar en grande.
¿Pequeñas historias que te hacen pensar en grande? preguntó Ana. ¿Y de que se trata?
Es una colección de catorce parábolas dijo Alejandro. Cada una de ellas es una historia simple que comunica conocimiento práctico. Es por eso que hacen pensar en grande.
¡Hey! ¿Porqué no nos lees las historias? Preguntó Ana.
Y podemos discutir las historias después de que las leas cada una de ellas dijo Ricardo.
¡Grandioso! dijo Alejandro y comenzó a leer su primer relato...
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