miércoles, 5 de abril de 2017

El líder: hombre de poder. 22

3.- Lo anterior implica desarrollar un enorme control y disciplina personal, por ejemplo, cuando el pinche tirano despedaza tu orgullo y te hace sentir sistemáticamente inútil y estúpido.

4.- Escoger el momento oportuno para actuar (el refrenamiento).

Los tiranos son un gran espejo de nuestras partes oscuras, nuestras partes sombra. Al tirano externo (el cual no es sencillo controlar), tenemos que añadir el fuego amigo, el enemigo que está en casa. Recordemos que un pinche tirano, se toma mortalmente en serio, de la misma manera que muchos de nosotros lo hacemos.

En esta etapa el aspirante a ser hombre de poder o líder, trabaja pacientemente en sí mismo para perder la importancia personal y de forma sistemática en la eterna tarea de Recapitular para estar listo y enfre3ntar en el momento apropiado a su pinche tirano. Aprende a esperar sin prisas, sin angustias, aceptando el aprendizaje y ahorrando energía para estar listo para su personal y privilegiada batalla con el pinche tirano.

Quinto paso: Conoce las reglas y sabe cómo emplearlas. 

Un hombre que aspira al verdadero poder, a ser líder, aprende que existen paredes que se pandean. Esto esa, acepta que existen reglas, límites, normas que ´+el no ha diseñado pero, por el solo hecho de vivir en el contexto donde se desarrolla y trabaja, tiene que respetarlas y hacerlas respetar, más allá de si le parecen justas, apropiadas o correctas.

Aprende de las reglas, asimila los usos, costumbres y la cultura de los lugares en donde interactúa. Mo violenta el cambio, no hace (para ponerlo en palabras del famoso Erick el rojo de la comuna de París del 68), revoluciones ingenuas, queriendo cambiar lo que no puede cambiar. En este estadio desarrolla su capacidad de adaptación y partiendo del conocimiento de las reglas, de las leyes o normas, las emplea para cumplir su objetivo.

Sin embargo, lo anterior no es sencillo. En este paso, nos enfrentamos a otra parte sombra: la rebeldía. Cualquiera que tenga dentro de sí la apabullante necesidad de dejar su marca y de hacer las cosas de manera diferente a la norma, es un rebelde. Los rebeldes no pueden tolerar ser ordinarios; suelen ser incapaces de trabajar dentro de las estructuras y formas establecidas. Los rebeldes responden a sus propias necesidades personales y profesionales sin importarles las de los demás, ni si es el lugar, el momento o la situación.adecuados para hacerlo. Los rebeldes tienen que aprender a honrar y respetar los límites y fronteras de los demás, asumir la responsabilidad de las acciones que emprenden o dejan de emprender y afirmar su liderazgo de una forma que ayude a los demás en lugar de despreciarlos. Cuando el rebelde utiliza sus dotes de mando para beneficio personal pierde facultades para ser un buen jugador de equipo y acaba perdiendo también el respeto de los demás.

Paulo Coelho, señala que existen reglas o leyes de la naturaleza. Hace una bella metáfora con un juego de ajedrez: el tablero es el mundo. Las piezas son las reglas, las llamadas leyes de la naturaleza. No podemos ver al jugador que ce3stá al otro lado del tablero, pero sabemos que Él es justo, honesto y paciente. Cabe al hombre de poder, al líder, aceptar el desafío de jugar. Él sabe que Dios no deja pasar un solo error de aquellos a quienes ama y no permite que sus preferidos finjan desconocer las reglas del juego.

Concluye: las consecuencias de nuestras acciones son espantajos para los cobardes, y rayos de luz para los sabios. 

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