domingo, 9 de abril de 2017

El líder: hombre de poder. 24

El guerrero: disfrutar la batalla y el cambio.

Largo tiempo has chapoteado a la orilla, agarrado a un madero. Ahora tienes que ser un nadador intrépido. Aventúrate en alta mar, flota, mírame confiado y arremete contra la ola.

En éste momento, el hombre de poder o líder ha sumado horas y horas de trabajo consigo mismo y sirviendo a los demás. Ha aprendido de sus errores, de sus limitaciones y de sus llagas. Ha perdido importancia personal y poco a poco su propósito se va concretando en hechos. Ha guardado energía y está listo para enfrentar a su pinche tirano. En esta etapa es altamente productivo: domina conocimientos, cuenta con habilidades y ha desarrollado actitudes: su dirección y liderazgo es cotidiano. Está al frente de grupos que lo siguen y que buscan propósitos comunes. Ahora es maestro del cambio, ya que favorece las transiciones existenciales en lugar de ignorar y negar los procesos vitales, empleando la sabiduría de la naturaleza.

El hombre de poder o líder habrá ganado claridad: una claridad de mente que borra el miedo. Para entonces un hombre conoce sus deseos y sabe cómo satisfacerlos. Puede prever los nuevos pasos del aprendizaje, y una claridad nítida lo rodea todo: siente que nada está oculto. Esa claridad de mente tan difícil de obtener, dispersa el miedo, fuerza al hombre a no dudar nunca de sí. Le da la seguridad de que puede hacer cuanto se le antoje, porque todo lo que ve lo ve con claridad. Y tiene valor porque tiene claridad, y no se detiene en nada porque tiene claridad.

Es el tiempo del guerrero, de la lucha, del amoroso batallar como señalarías León Felipe. Ya está listo para dar los siguientes pasos:

Primer paso: Actúa con autoridad.

El verdadero hombre de poder o líder ha ganado la confianza de quienes lo siguen tanto por la claridad de sus ideas como por la realidad de sus actos. Sus colaboradores o coequiperos le reconocen autoridad, dado que el hombre de poder o líder, influye sobre cada uno de ellos. En algunos casos esta influencias será tersa, en otros requerirá de una enorme claridad por parte del líder hacia sus compañeros de viaje y de propósito.

Ha construido su autoridad en base a una férrea voluntad, en la que está implícita su intención o propósito. Este propósito es impecable y es transmitido a los demás con pasión. Se afirma que la pasión es el Dios interior, que mueve desde adentro a quien la posee y es indispensable para convencer a los demás de los objetivos y propósitos de la lucha. Sus compañeros de aventura lo seguirán solamente si están convencidos de la visión y la fe que el hombre de poder o líder tenga.

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