El tlamatini: guiar, confortar, corregir y soltar.
Es el tiempo de crear un efecto de ola a lo largo de las generaciones venideras, en las instituciones y comunidades.
El hombre de poder o líder no está exento de que las hojas del calendario se sumen y sus años se acumulen. Parte de su pr3eparación vital, precisamente se hará notar al llegar val momento en que tal vez tenga que dejar a un lado puestos o posiciones de liderazgo, en ocasiones, solamente por el paso del tiempo. Habrá llegado al último estadío de desarrollo y pensará cada vez más en su muerte: envejecer no se improvisa.
Muchos hombres y mujeres que llegan a esta edad, piensan -y en consecuencia así actúan-, que ya no existen retos, ni aprendizajes y se sientan a esperar lo inevitable. Otros más, entienden que sólo son etapas y que cada una de ellas tiene sus bellezas y sus inconvenientes. Ahora se vendrá una gran experiencia, pero el cuerpo ya no contará con todos los recursos de la juventud y de la madurez. Antes se tenía un futuro y ahora, poco a poco el tiempo se va haciendo corto. Es una etapa de múltiples y repetidas pérdidas y sólo algunos aprenden a entenderla y a disfrutarla.
Si la vida ha sido bien vivida, el hombre de poder o líder hará de esta etapa una especialmente fecunda, de culminación para la belleza interior y la sabiduría. Es una época en que la sabiduría nos insta a que empleemos bien nuestro tiempo y nuestra energía vital: se cuenta con la suficiente capacidad para alterar las cosas teniendo una influencia curativa. También es el tiempo en que la creatividad alcanza sus máximos niveles. El Quijote fue escrito por Cervantes de Saavedra a sus 60 años, a los 89 Miguel Ángel trabajaba afanosamente en sus famosas frescos; Tiziano (entre sus 86 y 88 años) terminó su célebre Descendimiento de la cruz. A los 80, Goethe escribió la segunda parte del Fausto, Leonardo da Vinci pintaba su mona lisa a los 67 años. Hendel compuso sus famosos oratorios en las décadas sexta y séptima de su vida. En el ámbito del liderazgo social y político: Winston Churchill (a sus 70 años), surgió del retiro para guiar a Inglaterra en años tremendamente difíciles, sacarla a flote y luego dedicarse a escribir varias obras con las que ganó el Premio Nobel de Literatura y De Gaulle a sus 70 años, dirigió al gobierno francés.
Algunas sociedades occidentales, han cometido el error de no aprovechar a quienes acceden a éste periodo vital. Otras saben que en sus adultos mayores tienen la acumulación de las experiencias del pasado, la serenidad necesaria para entender desde una perspectiva más amplia la vida y sus vicisitudes, y cuentan con las reservas de ternura y de amor necesarias para sostener los lazos de los grupos humanos; pero sobretodo la capacidad de visualizar -como lo hacen muchos grupos indígenas, aún en la actualidad-, el tipo de mundo que quieren que sus nietos hereden.
Desde la perspectiva de los Toltecas, los hombres de poder o líderes al llegar a esta etapa vital, se tornaban en los principales consejeros de los grupos sociales y su liderazgo era fundamental. Tal vez no contaban con línea de mando directa como en los años anteriores, sino su dirección estaba centrada en el asesoramiento, en el aprovechar sus conocimientos y experiencias. Es parecido a lo que sucede con los abuelos; ya no pueden decidir ni directamente dirigir a sus nietos, pero sí pueden ser elementos fundamentales para su desarrollo, desde la respetable y maravillosa posición que la vida les otorga. Es momento de mirar la vida con una mayor perspectiva de conjunto y desde el ámbito del alma, y entender que el proceso vital no acaba, continúa. Ahora ya no sólo será un hombre de poder, ahora será un hombre de conocimiento.
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