miércoles, 26 de abril de 2017

El líder: hombre de poder. 32

Otro elemento de unidad y equilibrio es el humor. El hombre de poder o líder sabe que la risa es la expresión del triunfo del espíritu y del alma, sobre aquello que podría habernos destruido o convertido en unos amargados. Trasmitirá la felicidad del deber cumplido y el orgullo de las batallas libradas. Mostrará sus benditas cicatrices y mantendrá a raya su importancia personal riéndose de sí mismo y de sus circunstancias: más que nunca, no se tomará en serio.

Habrá trabajado mucho para estar sano, recordando que el hombre de poder o líder es el hombre medicina: es testigo fehaciente de que la sanación es un viaje hacia nuestra totalidad que dura toda la vida, es recordar lo que hemos olvidado sobre la conexión, unidad e interdependencia entre todas las cosas, vivientes y no vivientes; sanación es abrir lo que está cerrado, ablandar lo que se ha endurecido y obstruye, es entrar en el momento trascendente ve intemporal en el que se experimenta lo divino, es creatividad, es, aprender a confiar en la vida.

Los aztecas lo decían de forma muy bella: el hombre de conocimiento/corazón firme como una piedra/corazón tan fuerte como el tronco de un árbol/rostro noble, rostro sabio;/dueño de su rostro/dueño de su corazón.

Segundo paso: conforta y corrige.

El hombre de poder o líder ha sumado mucha experiencia, por lo que es buscado para escuchar su palabra de consejo, de ánimo y ven no pocos momentos sus correcciones. Ha desarrollado su empatía y su compasión. Sabe cómo decir las cosas sin rodeos, pero con claridad y afecto, pero antes sabe escuchar. Conoce cuándo hablar y qué hay que decir: no enjuicia, describe y refleja. A diferencia de algunas sociedades actuales, las sociedades indígenas o aborígenes animaban a sus miembros llenos de experiencia a buscar y expresar la verdad, que es hablar la lengua del espíritu.

El ahora hombre de conocimiento aprendió que las palabras nunca regresan vacías, sabe del poder que ellas tienen pero emplea otros métodos de enseñanza: la praxis, la experiencia y su posterior reflexión. No presiona para ser escuchado. Sabe el valor del silencio y respeta el tiempo de los demás.

Su mayor compromiso es consigo mismo y como lo veremos más adelante, con la verdad, la verdad que tiene un poder curativo y liberador, tanto para quien la dice como para quien la escucha y la acepta.

El hombre de poder o líder está listo para alimentar el crecimiento... quita muy bien las malas hierbas, poda (si es necesario). Sabe que las diferentes plantas y personas necesitan condiciones distintas para fructificar. Protege todo aquello que ces vulnerable hasta asegurar su supervivencia. Ha aprendido a tener paciencia y pueden esperar el paso de las estaciones. Sabe que lo pequeño deviene grande, que hay cosas que pueden florecer o dar fruto antes de morir.

Tercer paso: es tirano, consciente y con corazón.

Ahora el hombre de poder o líder elige a sus herederos, a quienes entregará sus conocimientos. Con enorme cuidado escoge a sus discípulos y lo hace de forma profundamente responsable. Conoce que los procesos de aprendizaje son procesos afectivos, por lo que ama a sus alumnos y aprende las diferencias de cada uno de ellos, sabe que los aprendizajes trascendentes han de ser producto de vivencias personales y entonces, elige actuar con severidad o con misericordia cuando es necesario. Lo hace con amorosa dureza, la necesaria para que sus alumnos entiendan la importancia de la impecabilidad.

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