lunes, 20 de marzo de 2017

El líder: hombre de poder. 13

Un hombre de conocimiento, un hombre de poder o líder, tendrá que viajar a su interior, destruir lo que no le  pertenece, construirse a partir de lo que sí es suyo y como afirma Luis Eduardo Auté, reivindicar el espejismo de intentar ser uno mismo. El objetivo último de la Recapitulación es, a partir del conocimiento interno y personal, aceptar totalmente la responsabilidad de nuestros actos. El hombre corriente actúa según sus pensamientos y nunca asume la responsabilidad por lo que hace. Un hombre de poder, un líder asumirá siempre la responsabilidad de todos sus actos.

Sexto paso: no se toma en serio.

Algunos de nuestros sabios ancestros defendían y aplicaban un método educativo: el trabajo personalizado que realizaba un preceptor con un aprendiz, el cual usualmente era escogido por el primero: era un trabajo paciente y profundamente individualizado. Se aprendía por medio de los hechos cotidianos y por prácticas especialmente diseñadas para quien se iniciaba en el camino para ser hombre de poder o líder, desarrollara sus habilidades y actitudes, y se enfrentara a sus propios temores o barreras. Uno de los grandes cánones, era aprender a no tomarse en serio. Afirma Juan Matus: sentirse importante lo hace a uno pesado, torpe y banal. Para ser hombre de poder o líder, se necesita ser liviano y fluido. En más de las veces, el tomarnos demasiado en serio y sentirnos importantes, nos impide tener la suficiente humildad para aprender.

En ocasiones nos encontramos molestos porque alguien no nos trató como consideramos que lo merecíamos (no nos dio nuestro lugar, argumentamos adoloridos y molestos), nos sorprendemos por que otro más actúa de manera que nos pilla desprevenidos (nunca esperé algo así de él); otras ocasiones nos enojamos con el mundo por que las cosas no son como queremos que sean o porque no se resuelven en el tiempo que consideramos apropiado para ello. Enfadarnos con la gente significa, que uno considera que los actos de los demás son importantes. Ocuparse demasiado de uno mismo y de los demás, produce una terrible fatiga. Un hombre en esa posición está ciego y sordo a todo lo que lo rodea. La fatiga misma le impide ver las maravillas que le rodean.

Otro maestro indica que uno de los 4 aspectos fundamentales en éste camino es no tomarse nada personal. Te lo tomas personalmente porque estás de acuerdo con cualquier cosa que se diga. Y tan pronto como estás de acuerdo, el veneno te recorre y te encuentras atrapado en el sueño del infierno. El motivo de que estés atrapado es lo que llamamos la importancia personal. La importancia personal, o el tomarse las cosas personalmente, ves la expresión máxima del egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor. Nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen o dejan de hacer por ellos mismos. Al tomarse en serio, gastamos mucha energía en defendernos, en evitar ser confrontados por nuestra ignorancia, arrogancia u orgullo mal entendido, cuando no por las carencias y envidias de personas que nos rodean y que buscan precisamente romper nuestro equilibrio interno. No estamos dispuestos a entender por ejemplo, que nadie nos puede ofender sin que nosotros le otorguemos el permiso para ello. Detener la autocompasión por lo que nos sucede o deja de suceder es parte de esta tarea.

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