martes, 14 de marzo de 2017

El líder: hombre de poder.9

Tercer paso: identifica a su pinche tirano.

Muchos hemos menospreciado o evitado la oportunidad vital de enfrentarnos a un tirano. Nos asustamos, cedemos terreno o de plano nos damos por vencidos ante la fortaleza, inteligencia o el poder que ostentan diversos personajes que nos molestan, agraden, imponen o inclusive de alguna forma, esclavizan. Durante toda la historia, han existido, lo que Juan Matus denomina los pinches tiranos. Es decir, personas imposibles que ocupan puestos de poder, que tienen la capacidad de acabar con nosotros, torturadores o simplemente aquellos que nos hacen la vida imposible. Son personajes que entienden el poder como la forma de hacerse de riquezas o la capacidad para manejar gentes o circunstancias; realizan actos egoístas, empleando la fuerza, la violencia o las canonjías de su posición. Los aztecas fueron terribles como conquistadores y dueños de un vasto imperio y los españoles ignorantes y codiciosos que tras la cruz, buscaban la riqueza, son ejemplos de magníficos pinches tiranos, ya que eran dueños de la vida de los pueblos sometidos o de las poblaciones, que les eran encomendadas para que se convirtieran al cristianismo, en el caso de estos últimos.

Podemos afirmar que gracias a los pinches tiranos, el líder fortalece su alma y aprende a enfrentar sus miedos y, lo más importante de todo, tiene la oportunidad de conocer y luchar contra su parte sombra. Más adelante se hablará de la técnica de la recapitulación que buscas entre otras tareas ineludibles, enfrentar al aprendiz de hombre de poder, de líder, a su propia oscuridad. Baste por lo pronto, señalar que contar con uno o varios pinches tiranos en nuestra vida y aprender a respetarlos, retarlos y vencerlos es un gran aprendizaje. En la antigüedad estos procesos no siempre terminaban con el triunfo del aprendiz de hombre de poder: concluían con su muerte en manos del pinche tirano. Afirma Carlos Castañeda: nada puede templar mejor el espíritu de un guerrero que el desafío de enfrentar a los pinches tiranos. Sólo en tales circunstancias pueden los guerreros adquirir la sobriedad y serenidad necesarias para soportar la presión de lo que no se puede conocer.

En la práctica cotidiana nos encontramos con gobernantes, jefes o padres sordos y tiránicos, con amantes o parejas devaluatorias y castrantes; con hijos, parientes, vecinos, compañeros, amigos que nos hacen ver nuestra mala suerte. Mucha energía invertimos en culparlos y en sentirnos sus víctimas, haciéndolos dueños de nuestra tranquilidad, felicidad, bienestar o salud. Tienen poder sobre nuestras vidas, porque se lo concedemos, aunque esta idea nos suene difícil de aceptar. Sin embargo, les otorgamos una importancia tal, que una llamada telefónica proveniente de ellos, puede descomponernos todo el día. No son los formidables españoles encomenderos, los cuales eran verdaderos pinches tiranos. Ahora los podríamos denominar como pinches tiranititos, para ponerlo en el concepto que manejaba el multicitado Juan Matus.

Entre mayor se la estaturas del piche tirano, mejor serpa el reto para nuestro desarrollo. No se observa el regalo o la bendición de contar con varios tiranos durante nuestras vidas, quienes nos ofrecen la oportunidad de ser mejores al enfrentarlos. Habrá que aprender de ellos, que en el fondo también es aprender de nosotros mismos, ya que en las más de las ocasiones sus partes sombras son sintónicas con las nuestras.

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