Tampoco se habla con facilidad de otra pandemia: la proliferación de las armas llamadas convencionales: en los últimos veinticinco años, el comercio internacional de armas ha subido desde 300 millones de dólares a mucho más de veinte mil millones, cifra ésta corregida de inflación. A lo anterior, tenemos que añadir que el secreto militar hace que lo militar sea en cualquier sociedad el sector más difícil de controlar por los ciudadanos... los premios son tas sustanciosos y los grupos de presión militares de países hostiles mantienen un abrazo mutuo tan siniestro, que al final el mundo descubre que se está deslizando hacia la destrucción definitiva de la empresa humana.
Con los datos anteriores, Carl Sagan se pregunta: ¿(Como especie) qué informe presentaremos sobre nuestra administración del planeta tierra? Si estamos dispuestos a incluir en nuestros cálculos una guerra nuclear y la destrucción total de nuestra sociedad global emergente ¿No podríamos también imaginar la reestructuración total de nuestras sociedades?
El ser humano: destructor de su medio ambiente.
A pesar der que día a día son más evidentes los efectos generados por los cambios climáticos, los gobiernos más poderosos del mundo y generadores del 80% de las emisiones globales (que han sido identificadas como la principal razón del efecto invernadero el cual está acabando rápidamente con la capa de ozono), se niegan a hacer compromisos sólidos para evitar una catástrofe global y totalmente predecible.
En la última reunión del Grupo de los 8 (G 8), formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, v Reino Unido y Rusia, llegaron a un acuerdo muy pobre y limitado al respecto: reducir las emisiones globales a la mitad y de manera no obligatoria para el ¡2050!, a pesar de que dichas emisiones han subido desde 1990 en un 25%.
Los países que forman el G 5, las cinco economías emergentes más tres invitados: Brasil, China, India, México y Sudáfrica además de Australia, Indonesia y Corea del Sur, se negaron a firmar un pacto (al respecto), hasta que los países ricos (del G 8) se comprometan a tomar medidas significativas durante los próximos 10 años. Recordemos que China es el mayor emisor del mundo (24%) seguido por Estados Unidos (21%), país éste último, que se ha negado sistemáticamente a firmar el Protocolo de Kioto.
Demos otro ejemplo: Transparencia Internacional ha publicado recientemente un documento denominado Informe Global de la Corrupción 2008, la corrupción en el agua. A continuación algunos conceptos de Hugutte Labelle, Presidenta de dicha organización internacional, incluidos en el prefacio del documento señalado:
El sector elegido para el informe de este año, el agua, muestra que en ninguna otra área la corrupción afecta de manera tan directa y profunda la vida y el sustento de miles de millones de personas como lo hace en la prestación de los servicios de agua. El agua es un recurso natural, un producto básico y el fundamento de la vida en nuestro planeta. Éstas son las razones por las que hemos elegido este tema para nuestro informe de 2008.
Es difícil sobreestimar la importancia del agua para la salud y la subsistencia, para el desarrollo económico, la integridad ambiental y la cohesión social. Tal como se concluye en el Informe del Milenio de las Naciones Unidas del 2000: ninguna medida haría más por reducir enfermedades y salvar vidas en los países en desarrollo, que facilitar un acceso general al agua potable y a los servicios de saneamiento.
Es también difícil exagerar el alcance y las consecuencias de la crisis mundial del agua que hoy nos aqueja, crisis que deja a más de mil millones de personas sin acceso al agua potable. A su vez, la creciente escasez de agua --exacerbada por la corrupción--, amenaza el desarrollo y la estabilidad política.
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