Vallaeys, se pregunta: la responsabilidad social es ¿Una moda pasajera?, ¿Un cambio de nombre para designar a la filantropía?, ¿Puro cuento, puro marketing?. ¿Un lujo reservado para las grandes empresas?, ¿Una revolución socialista en el mundo neoliberal? o ¿Una nueva concepción de la organización en la era de la globalización?
Lo importante, es que las empresas están volteando a donde nunca debieron dejar de ver: la comunidad en la que están insertos. La responsabilidad social empresarial, corre el peligro de ser una argucia insostenible, si no enfrenta exitosamente el esfuerzo hacia fuera de la organización, hacia su entorno y se hace corresponsable del mismo, y realiza al mismo tiempo tareas sistemáticas de congruencia, hacia el interior de sí misma, para elevar la calidad de vida de sus colaboradores. Otra gran interrogante es que en algunos casos hablar de RSE se torna imposible para algunas grandes empresas, sobre todo aquellas que por sus actividade3s, afectan con sus productos a los ecosistemas. Demos dos ejemplos: las empresas que producen pilas o baterías para radios, o aquellas que fabrican productos de hule que tardarán varios cientos de años en biodegradarse o que de plano, nunca podrán hacerlo.
Parecería que poco a poco, tanto los empresarios como los políticos y la sociedad en general, están haciéndose conscientes de que por ahora sólo tenemos una casa que todos compartimos y que la existencia de nuestra especie, sólo es posible -por ahora-, en ese espacio llamado tierra.
El regreso a la responsabilidad fundamental.
¿Cómo se entrelaza el concepto de hombre de poder, de líder con el actual de responsabilidad social? Afirmo que tenemos que regresar al principio de respeto en el sentido más amplio de la palabra. Retomar el respeto por nuestros actos, por nuestra sociedad, por nuestro país, y por supuesto por nuestra madre tierra y que este reto corresponde al hombre de poder o líder, para honrar a nuestros antepasados y a nuestros nietos.
Thomas Banyacya, voz de los líderes de los pueblos tradicionales Hopis nos indica cuál es esa responsabilidad fundamental: el hombre blanco, a través de su insensibilidad a las formas de la naturaleza, ha descartado la cara de la madre naturaleza. El avance tecnológico que el hombre blanco ha desarrollado es resultado de su falta de respeto del camino espiritual y de todas las formas vivientes. El deseo por pertenencias materiales que tiene el hombre blanco, lo ha cegado del daño que ha causado a la madre naturaleza, en la búsqueda de lo que él llama recursos naturales. El camino del gran espíritu se ha vuelto difícil de ver para casi todos los hombres, incluso para muchos indios que han elegido el camino del hombre blanco. Hoy las tierras sagradas donde los Hopis viven, están siendo destruidas por los hombres blancos que buscan carbón y agua, para crear más energía eléctrica para sus ciudades. Esto no debería permitirse que continúe de esta manera, ya que la madre naturaleza podría reaccionar de una manera en que todos los hombres sufrirían el final de la forma de vida que ahora conocemos. El gran espíritu ha dicho: no tomar de la tierra, no destruir a los seres vivos. El gran espíritu Massau´u, dijo que el hombre debe vivir en armonía y mantener la tierra limpia para nuestros hijos y todos los niños que vienen.
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