martes, 16 de mayo de 2017

El líder: hombre de poder. 45

Hay descuido y desatención manifiesta respecto del destino de los pobres y marginados de la humanidad,

Hay descuido y desatención inmensa respecto a la suerte de los desempleados y jubilados (han perdido -señala- hasta el privilegio de ser explotados),

Se menosprecia la tradición de solidaridad y se minimizan los ideales de libertad y dignidad de todos los seres humanos,

En las ciudades, hay un descuido y un abandono creciente de la sociabilidad: la mayorías de los habitantes se sienten desarraigados culturalmente y alienados socialmente,

Hay un descuido y desatención de la dimensión espiritual del ser humano,

Hay un descuido vergonzoso respecto del nivel moral de la vida pública, marcada por la corrupción y por el juego descarado de poder de grupos,

Hay un abandono del respeto indispensable para el cuidado de la vida y de su fragilidad, y

Hay descuido y desatención en la salvaguarda de nuestra casa común: el planeta tierra.

Afirma que no es suficiente que las personas (en nuestro caso, los líderes), sean piadosos, lo cual no necesariamente gesta un modo de ser más solidario y compasivo. Se requiere una ética nueva (la cual) presupone una óptica nueva: la del cuidado. No tenemos cuidado, somos cuidado, sin cuidado dejamos de ser humanos. Las raíces de la palabras cuidado nos remiten al latín cura o cogitare-cogitatus, es decir: actitud de desvelo, de preocupación por una persona amada o por un objeto que se estima; pensar y poner atención en la existencia que tiene interés para mí.

Estas raíces nos llevan as plantear que el cuidado, es modo de ser en el mundo y principalmente en el trabajo. Boff aborda el trabajo como el proceso evolutivo que hace que la naturaleza y la sociedad con sus organizaciones, sistemas y aparatos tecnológicos, entren en simbiosis y avancen juntas. Continua: el trabajo no se opone al cuidado, sino le confiere una tonalidad diferente ya que se establece entre seres humanos que son sujetos, con valores los cuales interactúan con las máquinas y las redes de información, ven lo que se ha denominado el cibionte. Para generar cuidado, el líder debe de entender y defender que no está sobre la naturaleza, ni establece relaciones de dominio sobre sus colaboradores, clientes o competencia, su relación debe de ser de convivencia: cuidar de las cosas implica tener intimidad, sentirlas dentro, acogerlas, respetarlas, darles sosiego y reposo. Cuidar es entrar en sintonía con, auscultar su ritmo y sintonizar con él. Lo anterior lleva a que la centralidad de las relaciones humanas y de trabajo, no será ocupada por el logos-razón, sino por el phatos-sentimiento. Sólo así emerge la dimensión de alteridad, de respeto, de sacralidad, de reciprocidad y de complementariedad en el trabajo.

El nuevo líder, el líder que pretende ser hombre de conocimiento y no sólo ejercer el poder a ultranza, deberás de tener cuidado con sus colaboradores, con los marginados y con su entorno. Deberá ser solidario y cuidar de la vida en todas sus manifestaciones y de la calidad de la convivencia humana. Deberá de apoyar proyectos concretos para, juntos construir un mundo mejor.

Desgraciadamente, en nuestro medio, no existe esta consciencia. Más bien, sufrimos lo contrario.

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