Todos nosotros nos comunicamos unos con otros en una diversidad de formas. Hablar es la más obvia, y las palabras, escritas o habladas, son extremadamente importantes. El tono de voz que utilizamos también se puede interpretar. También nos comunicamos en silencio con otros usando nuestros cuerpos y expresiones faciales. La manera en que permanecemos de pie, nos movemos, nos sentamos y cómo gesticulamos puede ser interpretada por otras personas y, como resultado, ellos deciden lo que piensan acerca de nosotros.
Te comunicas con otras personas mucho antes de que puedas decir una sola palabra. En realidad, es mucho muy probable que hayas controlado e influenciado a tus padres y a otras personas importantes en tu vida, con tus habilidades innatas de comunicación, sin palabras casi desde el momento en que naciste. Por consiguiente, eras un experto en lenguaje corporal mucho antes de que aprendieras a hablar.
Imagina que te encuentras en una reunión social y conoces a varias personas por primera vez. Una de ellas mira por encima de tú hombro mientras le hablas y casi no te mira. Otra persona establece un buen contacto visual, sonríe con frecuencia y mueve la cabeza cada vez que hablas. ¿Cual de ellas está interesada en ti? El interés de una y el desinterés de la otra son obvios, no obstante, es probable que ninguna haya estado consciente de lo que su lenguaje corporal comunicaba, a menos que una de ellas estuviera siento deliberadamente desatenta.
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