martes, 25 de julio de 2017

La emocióin puede causar adicción.

Para muchos de nosotros una vida sin emoción puede sonar muy calmada y tranquila, quizá incluso aburrida y sin novedad. Las altas y bajas emocionales le dan sentido a la vida; sufrir, sentir lástima por ti y ser una víctima, es parte de la vida. Una persona se puede volver adicta a la intensidad de la emoción porque es una experiencia de excitación, pero es de gran ayuda recordar que esta no tiene valor por sí misma, simplemente demuestra que una persona tiene una personalidad emocional. Sin la emoción, que interrumpe continuamente el amor, las corrientes de los días y los meses se fusionan unas con otras, hay una sensación de eternidad, todo es fresco y simple. La relación no está sobrecargada de una serie de dramas que van marcando el territorio a nuestro paso, formando nuestro pasado.

La emoción crea pasado
Cuando observamos nuestras relaciones del pasado, en general, la tendencia negativa de la mente siempre se acuerdas de series de momentos difíciles y emocionales, sin saber que los estamos arrastrando en cada paso que damos hacia adelante. Guardamos rencores, resentimientos, juicios, no nos perdonamos unos a otros, no mostramos nuestra vulnerabilidad por miedo a ser lastimados, no dejamos que nuestro amor fluya, guardamos el amor como mendigos, sin tomar en cuenta que mientras más amor das, más amor tienes.

La emoción puede ir formando una cadena de reacciones, que van creando el karma, y que pueden influir en nuestro futuro de maneras poco benéficas. Cuando nuestras relaciones están libres de emoción, y llenas de amor en su lugar, no creamos dificultades y retos inconscientemente, que pueden rebotar y traernos infelicidad.

Aprender a soltar los gustos y disgustos es una herramienta útil que nos dio Barry Long. Date cuenta de cómo puede cambiar tu mundo de acuerdo a tus gustos y disgustos. Si te gusta algo estás feliz y todo está bien; si te disgusta te enojas porque las cosas no están saliendo a tu manera. Muchos enfados pueden causar que nos pongamos ligeramente emocionales y un poco cambiantes. Los gustos y disgustos indican que nos identificamos con la situación. Lo que requerimos es una atención menos selectivas, dejar de elegir, aceptar la situación como es sin identificarnos con nuestras preferencias. Si queremos relajarnos, la aceptación es el camino. Cuando negamos algo que es creamos conflictos y tensiones internas. Mientras más fuerte sea la identificación, más fuerte será la infelicidad.

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