domingo, 12 de noviembre de 2017

Rayas o bolos/topos.

Preceden a cada parte de la enumeración como en el caso de los números y las letras.

-- Requisitos del proceso: presentar informe de necesidades (B-432).
-- Envío de un memorando a todas las divisiones con el proyecto de obra y copia del B-432.
* Coordinación con el departamento de asesoría jurídica para el cálculo presupuestario.
* Conversaciones dentro de la empresa para coordinar recursos y compras conjuntas.
* En caso de dudas, el presidente o el director general --o cualquier jefe de departamento-- tomará la decisión pertinente, que será vinculante. 

Consejos de redacción: la diferencia entre escribir y comunicar
Hemos hablado sobre la manera de puntuar el texto correctamente y, si bien el continente (las palabras) es importante, el contenido (el mensaje) también es fundamental.

Redactar no es sinónimo de comunicar, por eso cuando escribimos debemos preocuparnos no solo de la forma del texto y de su puntuación, sino del mensaje que queremos transmitir.

La ortografía es necesaria, porque cuando falla, corremos el riesgo de que el lector preste atención al continente en lugar de al contenido. A continuación me gustaría citar algunos consejos para que la redacción resulte más expresiva y comunique mejor.

Lo último es escribir. En efecto, cuando se redacta un texto, escribir es el último paso. Antes es conveniente elaborar un borrador con las ideas principales que se quiere transmitir. El escrito final debe ser un conjunto de ideas estructuradas que hemos pasado a limpio. Como corrector, muchos de los errores que encuentro en los textos que reviso a diario se deben, a veces, a una falta de planificación del texto y, otras, a que algunos redactores escriben mientras piensan y piensan mientras escriben.

Ver escritas las ideas (mejor aún: manuscritas); darles una forma física fuera de nuestra mente nos ayuda a visualizar el texto que vamos a componer con ellas, a estructurarlas y ordenarlas de manera coherente.

Si no hay tiempo para hacer un borrador escrito, debemos al menos intentar hacer un borrador mental en el que enumeraremos esos puntos para ver cuáles son los principales e incluso ver si se puede prescindir de alguno.

El destinatario y el medio. No es lo mismo escribir un trabajo académico que un artículo para un blog, aunque versen exactamente sobre la misma materia. El destinatario y el medio condicionan nuestra forma de escribir. Por ejemplo, si publicamos un texto académico en internet y pretendemos llegar a gente que no sea lega en la materia y ser más divulgativos, la redacción deberá acompañar a cesta finalidad y no resultar demasiado compleja ni utilizar tecnicismos que puedan expresarse de una manera más sencilla, sin que con ello faltemos al rigor.

La extensión. Como decía el filósofo y físico Blaise Pascal: Siento haber escrito esta carta tan larga; no tuve tiempo de escribir una más corta. En ocasiones, sentimos que debemos extendernos en función de la importancia de la materia que se trata. El escritor Stefan Zweig empleaba un curioso método: redactaba un primer borrador, hacía una lectura posterior en la que quitaba todo aquello que era superfluo o prescindible y, por último, hacía lectura final en la que reducía aún más el contenido de la obra, y así se aseguraba de narrar exactamente lo que quería sin que sobrara nada.

El objetivo de una buena lectura final es ese: eliminar la información superflua o prescindible, y no incluir más de la que sea necesaria para el recto entendimiento.

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