miércoles, 12 de octubre de 2016

El exterminador de dragones. Parte 1

Un feroz dragón asolaba las tierras de Naomi. Aparecía de repente, respirando fuego, e incendiaba las casas y los campos y mataba a la desdichada gente. Luego desaparecía tan repentinamente como había aparecido, dejando tras de sí una huella de muerte y destrucción. La reina de Naomi había ido a visitar un reino vecino y, por lo tanto, el consejo de ministros buscó urgentemente los servicios de sir Grimlet, el Exterminador de dragones.

Sir Grimlet fue rápidamente a Naomi. había matado a muchos dragones, y estaba ansioso por acabar con más y ganar más fama y dinero. El pueblo de Naomi quedó impresionado y convencido por su sola apariencia -su brillan te armadura, su magnifico caballo blanco y un arreglo de armas que parecían letales. Por seis días no hubo señales del dragón, la gente del pueblo pensaba que la bestia había escapado para salvar su vida al sentir la presencia del exterminador.

Pero al séptimo día, el dragón apareció, desatando el caos y la destrucción.

Sir Grimlet se apresuró a llegar a la escena de la destrucción. Era el dragón más grande y feroz con el que jamás se hubiese encontrado, pero eso no lo inquietó de ninguna manera. El exterminador utilizó un arma de su arsenal tras la otra. La sangre manaba de las heridas del dragón, pero su furia continuó sin debilitarse. Con un movimiento de su cola, derribó a sir Grimlet de su caballo. A los que lo vieron se les detuvo el corazón. Pero el exterminador se puso de pie rápidamente y cuando el dragón se agachó para atacarlo, él calvó su lanza profundamente en el corazón de la bestia. El dragón se estremeció, profirió un grito de dolor penetrante y cayó al suelo con un golpe ensordecedor. Yació allí jadeando, como si intentase desesperadamente evitar una muerte inminente pero, después de unos momentos, se quedó totalmente quieto.

Cuando el pueblo recuperó el aliento, iniciaron las ovaciones estruendosas.

¡Señor, jamás podremos expresar nuestro agradecimiento por habernos salvado de este dragón! Mañana, cuando regrese la reina, ello lo honrará en la corte, le dijo el consejo de ministros a sir Grimlet mientras este se limpiaba gotas de sudor y sangre del rostro.

Al día siguiente, en la corte de la reina hubo una fiesta muy concurrida. Sir Grimlet fue el  blanco de todas las miradas y se mantuvo galantemente erguido. Todos esperaban que la reina hablara, pero ella parecía estar en un estado muy pensativo.

¿Porqué mataste al dragón? preguntó la reina seriamente.

Hubo un silencio de asombro y sir Grimlet fue tomado totalmente por sorpresa.

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