jueves, 19 de abril de 2018

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No es necesario contarlos a ojo; el procesador de textos puede hacerlo por usted. Si usa Word, habrá visto que en la parte inferior izquierda hay información sobre el documento en que está trabajando: el número de la página que tiene a la vista, el número total de páginas, la cantidad de palabras, el estado del corrector y el idioma. Si hace clic en el número de palabras, aparecerá una ventana con información numérica más extensa. Ahí podrá ver, por ejemplo, el número total de caracteres. Ahora bien, si selecciona con el apuntador un número determinado de renglones llenos (por ejemplo, diez) y enseguida despliega la información numérica detallada, verá cuantos caracteres hay solamente en la selección. si divide el número de caracteres (con espacios) entre el número de renglones que abarca la selección, el resultado será el promedio de caracteres por línea.

Para aumentar o reducir el número de caracteres, hay que desplazar el margen derecho. Los programas de procesamiento de textos facilitan mucho esta tarea. En Word, por ejemplo, basta con poner el apuntador sobre la regla, en el e3xtremo derecho, hasta que la imagen del cursor cambia a una flecha doble (si no puede ver la regla, pulse alt+N+G. Al hacer clic con el ratón, aparece una línea vertical punteada que marca el límite de la columna. Sin soltar el botón, mueva el apuntador a la izquierda o a la derecha para modificar la anchura de la columna.

Nuestro ejercicio para la selección del cuerpo implica, entonces, ajustar la anchura de la línea cada vez que modificamos el cuerpo. Reduzca (o aumente) un punto el cuerpo y enseguida reduzca (o aumente) la anchura de la columna hasta asegurarse de que en las nuevas líneas quepan exactamente las mismas letras que en la anterior (una buena práctica es anotar en un papel los finales de los primeros seis o siete renglones antes de cambiar de cuerpo, para así tener una referencia precisa e igualar fácilmente la medida). La nueva versión será una imagen a escala de la original.

Para terminar, acomodemos las impresiones sobre la mesa y escojamos la que tenga más text appeal.

Breve interludio
Antes de que usted me suprima sicológicamente y pase por alto todas mis intervenciones (por encontrarlas, quizás, poco conectadas con los temas que a usted le interesan), déjeme decirle que hay un atajo para diseñar buenos documentos sin tener que recurrir a cuentas, impresiones, cavilaciones y demás esfuerzos. Ese atajo consiste en tan solo observar atentamente los documentos, libros, revistas, periódicos y folletos que más le gusten. Analice los márgenes, la longitud de los renglones, los tipos y sus tamaños, el papel (color, textura, tamaño, transparencia y brillo) y fotografíelos o grábelos en su ment3e.v Si lo desea, catalóguelos según el propósito para el que están hechos información comercial, contratos, literatura ligera, ensayo, artículos breves o extensos o especializados o de divulgación..., lo que sea, ¡e inspírese en ellos!

Se dará cuenta de que hay documentos mucho más atractivos que otros, independientemente de lo que diga cada uno, puesto que --entre las personas como entre los textos-- la belleza es una de las ventajas preparatorias más seguras. Lo que sean capaces de decir ya es otro cuento. Yo, para eso, traigo a mis amigos Alberto, Xosé y Antonio: para escribir bien, con las palabras correctas, en discursos bien documentados, perfectamente traducidos impecablemente corregidos. Ahora bien, hecho el guisado, a alguien le debe tocar la duras  y sacrificada labor de ablandar el bocado, elegir el plato, arreglar la fuente y servir los aderezos. Si no fuera por esos pequeños detalles, no habría banquete, créamelo.

La interlínea
En los tiempos de los tipos móviles, la interlínea era una regleta de metal que se metía entre los renglones para espaciarlos. Con la aparición de las fuentes tipográficas ópticas y digitales, sin embargo, la interlínea pasó a ser un simple espacio blanco entre renglón y renglón. Hoy, en el medio de la autoedición, tan contagiado de terminología inglesa, se suele confundir con la fuerza de cuerpo --llamada interline en inglés--, que es la suma del cuerpo más la interlínea. Así, un conjunto de renglones del cuerpo 11 separados entre sí por una interlínea de dos puntos tienen una fuerza de cuerpo o interline de 13 puntos.

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