domingo, 18 de junio de 2017

El no saber que eres emocional está mal.

Como hemos mencionado anteriormente, las emociones en sí no son malas. Todos llevamos heridas (y los sentimientos inexpresados conectados a ellas) que otras personas nos han infringido inconscientemente, usualmente parientes y gente cercana a nosotros. Y no tenemos la culpa de vivir en una sociedad donde no es aceptado expresar nuestros más profundos sentimientos, así que de vez en cuando no puede estar mal que seamos emocionales. Es t5riste estar llenos de sentimientos inexpresados, es una situación potencialmente explosiva, pero no está mal. ¿Cómo puede estar mal?  La maldad de la situación radica en que no reconozcamos nuestra condición emocional como lo que es, por no ser conscientes de cómo funciona nuestro lado emocional; por no saber cómo las emociones dominan nuestra vida y muchas de nuestras relaciones. Necesitamos aceptar la realidad de que tenemos guardados muchos sentimientos inexpresados dentro de nosotros y que sepamos el rol negativo que pueden tener en nuestras vidas. Si no reconocemos lo que ocurre dentro de nosotros, derramaremos indirectamente nuestra tensión por medio de situaciones emocionales con los demás. Luego empezaremos a preguntarnos: ¿Porqué peleamos con tanta gente y todo el mundo parece estar en nuestra contra?

Proyección inconsciente de nuestro dolor interno.

Cuando no reconocemos nuestras emociones, proyectamos inconscientemente nuestros dolores y problemas irresueltos en una persona o situación externa. A esto se le llama proyección. La carga, el veneno de los sentimientos que se han agriado dentro de nosotros, es desplazada fueras y colocada en otra persona. Ellos están errados y nosotros no. No nos reflejamos en nosotros cuando estamos emocionales, nuestra acción inmediata es más bien la de culpar a otros de las cosas que dijimos e hicimos mal. Los hacemos responsables. Nos volvemos rencorosos y deliberadamente hirientes, decimos palabras poco amables y poco amorosas que diez minutos después lamentaremos de por vida haber dicho.

Enganches de la mente a la negatividad

El problema con las tóxicas palabras lastimeras, dichas durante un estado de emoción entre dos personas, es que para la mente es difícil olvidar las declaraciones emociónales, la mente se engancha de ellas y les da vueltas, una y otra vez preguntándose: ¿Será cierto?, ¿Ella o él realmente cree eso? ¿Soy realmente eso o lo otro? La mente se engancha a loa negatividad. Mientras la mente  se olvida fácilmente de los momentos positivos, raramente lo hace de los negativos. Un paso de gran ayuda es evitar comentarios emocionales o cargados de emoción que sean secundarios. En cualquier asociación o trato con la gente debemos ser muy conscientes de lo que3 decimos y de cómo lo decimos. Escucha el tono de voz que estás usando, para asegurarte de que las palabras que dices no están cargas emocionalmente. Puedes decir más con tu tono de voz, que con las palabras por sí solas.

Aprende a reconocer, a través de tu voz, cuando estás derramando emoción. Aprende a resistir la tentación de hacer deliberadamente comentarios lastimeros que contengan un aguijón. Estos actúan como dardos emocionales que pueden detonar las emociones de tu pareja. Evita hacer comentarios que de antemano sabes que están hechos para molestar o lastimar a alguien. La emoción siempre viene acompañada de una carga que puede ser detectada en tu voz y en tu cuerpo. La otra persona cachará las vibraciones que transmites y harán eco en sus sentimientos inexpresados, lo que estimula la emoción que revivirá.

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