La moda del gin&tonic ha conllevado la aparición de muchas, muchísimas, nuevas marcas de ginebra y con ellas ha aterrizado en el español un nuevo uso -incorrecto- de la palabra botánico. Es muy corriente oír en boca de los bármanes o leer en las revistas especializadas y en las secciones de gastronomía de los suplementos semanales de los periódicos que la última marca presentada en sociedad contiene más de veinte botánicos, o que la ginebra fabricada en Vilanova i la Geltrú se basa en botánicos propios del Mediterráneo.
Lo primero que se nos viene a la mente -a los hablantes de español no versados en ese mundo- es que en esas ginebras hay un montón de señoras y señores con bata blanca, agazapados y encogidos dentro de las botellas, pues en nuestra lengua el sustantivo botánico se usa para denominar a un especialista en la ciencia de la botánica.
Se trata de una traducción directa -pero incorrecta- del inglés botanical, que significa hierba, raíz o semilla y producto botánico, Así que, al hablar de las nuevas ginebras, lo recomendable es usar denominaciones españolas como hierbas aromáticas, especias o productos botánicos.
Tres cuartos de lo mismo sucede con los químicos que aparecen en las noticias relacionadas con la lucha contra el narcotráfico. Es muy habitual leer u oír que el ejército colombiano desmanteló un almacén donde encontró químicos para procesar cocaína, o que les incautaron 500 kilos de químicos a los narcotraficantes. Y resulta que tampoco en este caso se trata de mujeres o de hombres especialistas en química que en conjunto llegan a los 500 kilos de peso, sino de otra mala traducción del inglés, esta vez de chemicals, que en nuestra lengua equivale a productos o sustancias químicos.
Bufés y bufetes
Los primeros son comestibles y los segundos no, pues las abogadas y los abogados -si no están muy bien guisados- pueden resultar indigestos para el estómago humano.
Mucha gente confunde estas dos palabras e incluso crean otra nueva -bufet- que en ocasiones aparece escrita como buffet o bufett... El lío viene de que en francés la voz buffet es la que se emplea para las comidas en las que los comensales se sirven las viandas, y de ella surgió la hispanización bufé. Y como buffet se parece mucho a bufete los hablantes se enredan y usan a veces esta última con el significado de la primera sin tener en cuenta que en español bufete (que también nos llegó del francés buffet) es un despacho de abogados.
Stop, alto y pare
Ya va siendo hora de que las autoridades responsables de las señales para dirigir el tránsito de vehículos y viandantes se planteen -en España- que no estaría de más hacer lo mismo que la mayor parte de países con los que compartimos la lengua: traducir la voz inglesa stop.
Hay países en los que esa señal octogonal luce la palabra pare y hay otros en los que ponen alto, dos opciones válidas para evitar lo surrealista que queda en un territorio donde se habla en español haya señales en inglés.
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