miércoles, 13 de septiembre de 2017

Porros y lexicógrafos.

Al leer entre líneas un diccionario es fácil deducir la tendencia política de sus autores, así como sus preferencias religiosas, su relación con los diferentes grupos sociales, con las personas de razas distintas a la suya, ven fin... su postura ante la sociedad en la que les tocó vivir. Es harto difícil que el encargado de definir las palabras logre sustraerse de todo su bagaje cultural y se limite a explicar qué significa cada término sin ningún atisbo de sexismo, partidismo, igualitarismo, racismo, puritanismo, liberalismo, etc.

Por poner un ejemplo, veamos cómo han sido tratadas en diferentes diccionarios este conjunto de palabras: cáñamo índico, grifa, kif, quif, hachís, marihuana y mariguana.

La penúltima edición (22a., del 2001) del DRAEL añade a hachís unas sustancias azucaradas o aromáticas que son extrañas para quien conozca esa droga. Además, identifica plenamente hachís, siguiendo el mal ejemplo del DRAEL y se empeña en incluir otros productos en la elaboración del hachís. Sin embargo, si está muy acertado, en cambio, al explicar que grifa es la marihuana marroquí.

Por su parte, el muy reputado Diccionario de uso del español de María Moliner, del que usamos la última edición aparecida en el 2007, falla con el kif y el quif al equipararlo con el hachís, drogas, ambas, de origen marroquí, pero muy distintas en su elaboración y en la forma de fumarlas.

Otro buen diccionario, el más recomendable (junto con el DRAE y el Clave), es el diccionario general de la lengua española vox (anteriormente titulado diccionario del uso del español de América y de España Vox). Tampoco acierta, al cien por cien, en cuestiones de drogas derivadas del cannabis porque falla estrepitosamente en la consideración de que cáñamo índico, hachís y marihuana son sinónimos, dando la misma definición para hachís y marihuana, en la que además incluye esas misteriosas sustancias aromáticas y azucaradas que ya habíamos visto antes en otros diccionarios y que nos quedaremos con las ganas de saber dónde salieron. Pero lo más alucinante es afirmar que la marihuana tiene propiedades alucinógenas...,

Y, por último, vemos que el tratamiento que da el Pequeño Larousse Ilustrado (edición del 2015) a esta lista de voces es tan correcto como el Diccionario de María Moliner. ¡Lástima que al definir grifa dijeran que es equivalente a hachís, y lástima también que al hablar del hachís dijeran que esa droga puede consumirse mascada!

Topónimos y gentilicios
En español podemos distinguir tres clases de topónimos a efectos de su escritura y pronunciación:

* Los nombres de uso tradicional y muy arraigado en español, que corresponden, en general, a países o lugares normalmente españoles, europeos o americanos y deben conservar su forma castellana.

* Losa nombres que, teniendo correspondencia en espalo, se reproducen en la prensa internacional y en los libros y revistas de turismo con las formas del país de origen, en ocasiones reclamadas por los respectivos gobiernos como rechazo de épocas coloniales.

* Los nombres que no tienen tradición en español, es decir, sin correspondencia castellana, y que no hay más remedio que transcribir hispanizando lasa grafías.

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