Al principio hubo una feroz resistencia, tanto en los cuarteles como en las gramáticas y los diccionarios; los que se oponían -y siguen oponiéndose- son los militares, es decir, los usuarios más habituales de esa pequeña colección de palabras: los nombres de los cargos o rangos en el ejército.
En los manuales de uso del español y en las gramáticas se aconseja la generalización del femenino en los nombres de cargos y oficios desempeñados por mujeres, pero se advierte que esa norma no debe aplicarse al ámbito militar, donde esos nombres deben seguir usándose como comunes en cuanto al género: el/la soldado, el]/la sargento, el/la teniente, etc.
Esa feroz resistencia sigue aún presente en la mayoría de los hablantes del español y, lo malo del caso, es que la Asociación de Academias de la Lengua Española apoya esa diferencia entre lo militar y el resto de los campos profesionales. Pero con la última edición del Diccionario de la Lengua Española se ha entreabierto la puerta a esos femeninos, aunque sea en un solo caso: la palabra capitán ya aparece como masculino o femenino -capitán/na-, con el significado de oficial de graduación inmediatamente superior al teniente e inferior al comandante. También se recoge así en la edición del 2015 de El Pequeño Larousse Ilustrado.
Jueza y presidenta
La oposición frontal de muchos hablantes .más en España que en América- a la forma femenina de jue hizo que esta tardase mucho en llegar a los diccionarios, más, finalmente, la jueza ya está recogida por estos. Sin embargo, en España, México y Perú sigue siendo más frecuente la forma común para masculino y femenino.
La misma oposición sigue presente en muchos hablantes cuando hay que formar el femenino de presidente, hasta el punto de que se elaboran alambicadas explicaciones pseudolingüisticas que circulan desde hace años por internet, desde que una mujer fue elegida presidenta de la Argentina. Pero ese femenino ya lleva bastante tiempo en los diccionarios al de la Academia llegó en 1803.
Miembra y socia
Cuando en junio del 2008 una ministra española pronunció la palabra miembras se armó un escándalo en todos los medios de comunicación y los ataques contra ella fueron despiadados y se usaron todo tipo de calificativos para ridiculizarla, pero si se visitan las hemerotecas y se revisa todo lo que se escribió sobre ese uso de miembra, se puede comprobar que no hay ni un solo artículo en el que se dé una explicación gramatical de por qué es errónea esa forma.. La razón de esa ausencia es, simplemente, que no se trata de una formación incorrecta desde el punto de vista de la morfología del español. Ocurre que, de momento, en los diccionarios solo aparece la forma miembro y se presenta como común en cuanto al género: el/la miembro.
Pero ha ocurrido muchas, muchísimas veces, que una palabra que al principio aparecía solo como masculino pasó a común y de ahí al desdoblamiento a masculino y femenino, como en el caso de socio, muy cercana a miembro en algunos de sus significados. Apareció como masculino (en el DRA) desde 1739 hasta 1869, y pasó directamente a desdoblarse como masculino y femenino -socio, cia- en 1884.
Cancillera
Cuando la alemana Angela Merkel fue elegida por primera vez como presidenta del Gobierno de Alemania surgió la duda de si el nombre de ese cargo, que en el caso de Austria y de Alemania es canciller, debería escribirse en su forma femenina: cancillera.
Desde el punto de vista morfológico no parece haber ningún problema para formar ese femenino, y en su uso ya estaba presente en algunos países de Hispanoamérica, donde esa palabra equivale a ministro de Asuntos Exteriores y algunas mujeres desempeñaban ese cargo. Pero poco tiempo después la Asociación de Academias de la Lengua Española decidió calificar de incorrecto ese femenino en su Diccionario panhispánico de dudas, e indicó que lo apropiado era el género común.
Esa es la norma académica, pero los hablantes no siempre seguimos el rumbo que nos marcan, y hoy es cada vez más corriente la forma femenina cancillera, especialmente en Hispanoamérica, y no debemos considerarla incorrecta. Así aparece recogida en El Pequeño Larousse Ilustrado.
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