miércoles, 27 de septiembre de 2017

Seguro que y seguro de que.

No se preocupen; digan tranquilamente estoy seguro de que allí hay más bares que en este barrio y no tengan ningún miedo a caer en el error conocido como dequeísmo, que consiste en usar de que en frases como pienso de que..., me dijo de que... en las cuales lo correcto es no poner la preposición de. Estos últimos casos (y algunos más) son incorrectos, pero ello no implica que usar de que  lo sea siempre, pues hay verbos con los que ocurre justo lo contrario, es decir, lo que no es correcto es dejar solo el que, como en el caso de estar seguro. Siempre se está seguro de algo y nunca se puede estar seguro que algo.

También necesitan ir seguidos por de que el verbo alegrarse (me alegro de que viniera) y la frase verbal darse cuenta (se dio cuenta de que había mentido).

Háganlo así y estén seguros de que están usando bien el español.

Mayusculítis jurídica y administrativa.
¡Viva la minúscula! Un buen consejo ortográfico es este: ante la duda: minúscula.

Si al comenzar a escribir una palabra nos surge la duda entre escribirla con mayúscula o con minúscula inicial, lo mejor será optar por la minúscula; así es muy probable que acertemos, ya que hay un 95% de probabilidades a nuestro favor. El gran lingüista español Fernando Lázaro Carreter decía: el minusculismo es más higiénico que el mayusculismo.

Y así debemos hacerlo: cuando dudemos, pongamos minúscula; pero en ocasiones la duda persiste, y es que hay tantos casos especiales en ese terreno que pueden darse situaciones en las que haya puntos de vista diferentes. Precisamente por ceso se publicó en el 2007 un libro dedicado por entero a aclarar el asunto: diccionario de uso de las mayúsculas y minúsculas, de José Martínez de Sousa.

Esas dudas son también las causantes de que en todos los manuales o libros de estilo -la mayoría son de medios de comunicación. se dedique un capítulo más o menos extenso a explicar el uso de las mayúsculas. Es habitual que -sobre todo en los documentos jurídicos y administrativos- aparezcan mayúsculas por todas partes, muchas, por todos los rincones, hasta tal punto que uno puede imaginarse que sobre las mesas de trabajo de quienes redactan esos escritos hay una cajita con mayúsculas, junto a la de los clips, y de allí las toman para adornar los textos como las bolas de colores en el árbol de navidad.

Y hay algunas que se incrustan y son harto difíciles de erradicar: aparecen escritas con mayúscula inicial las palabras que denominan cargos relacionados con la abogacía: Notario, Procurador, Juez, Magistrado, etc.; las relacionadas con bla administración: Director General, Subsecretario, Ministro, Gobernador, Presidente, etc.; las que tienen que ver con la legislación: Ley, Orden, Estatutos, Reglamento, etc. Hay algo que debe quedar claro: en español solo se escriben con mayúsculas los nombres propios, y ninguna de las palabras antes mencionadas son nombres propios, sino comunes, como también lo son príncipe, rey y papa, si bien los monárquicos siempre tenderán a mayusculizar a sus príncipes, princesas, infantas, reyes y reinas, y los creyentes o dudarán al concederles mayúscula a los obispos y a los papas.

No se trata de un asunto menor, pues la pulcritud de los documentos depende sobre todo de la buena ortografía.

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